miércoles, 4 de marzo de 2009

MIS MEJORES AMIGOS "LA SOLEDAD" Y EL "NO ESCUCHAR PERFECTO"

Desde mi infancia me refugiaba en la soledad con la compañía de mis padres, la circunstancia por el que estuve no me permitía vivir con comodidad y lujos, al ser hija única abrigaba la esperanza de tener un hermano, inconvenientemente no se pudo completar la misión que deseaba disfrutar y compartir con un hermanito. A medida que iba creciendo, descubrí en mi niñez un mundo imaginario que me rodeaba en el cual conversaba, jugaba, peleaba, cantaba, aprendía con mis amigos imaginarios, entonces en este tiempo pase por alto mi baja capacidad de escuchar bien, en donde me hallaba horas y horas enteras frente a un espejo pronunciando palabra por palabra. Sentí una necesidad extraordinaria de mirar y observar rostros para comprender y atender lo que comentaban, así me di cuenta que aprendí a leer los labios precipitadamente. Siempre tuve y tengo la curiosidad si hablar alto o bajo es normal, por lo mismo que las personas hablaban en un tono normal es normal en sus conceptos, aunque para mi concepto puedo decir es alto o bajo.


Cuando entré al mundo del estudio, ya había aprendido a leer primero que escribir, “todo proceso en un niño normal inicialmente aprende a escribir y en seguida a leer”. Estando en primaria era una niña extremadamente tímida, callada, insegura, nerviosa y solitaria. Aprecié desde un comienzo el rechazo de los compañeritos por mi incapacidad de escuchar y también porque no me relacionaba abiertamente con ellos. La crianza que mi madre me brindó lo forjó con exigencias, disciplina y constancia, ya que estos aportes me ayudaron pero a la vez cometió el error también en haberme aislado de la sociedad infantil, porque consideró en que me cuidaría excesivamente crecería normal.



Durante la primaria voy dándome cuenta que al ser tan callada, insegura y decente dependía de los profesores para ganarme el respeto antes mis compañeritos, incluso así no funcionó, no encontraba la razón del porqué me dejaba menospreciar y no tener derecho a estar tranquila, ya que no me revolvía entre niñas y niños vulgares traviesos e inquietos, no era mi mundo, “mi mundo era estar rodeada de niños exploradores, respetuosos, amigables y sobre todo pacientes”.



Ya estando en quinto primaria, tuve la indagación de entender - ¿porqué me tropezaba tan fácil? -, me caía seguido, recuerdo una anécdota, un día me caí, llegué a la casa con la rodilla llena de sangre y profundamente herida, aquel instante mi padre me hizo curaciones, y poder creer que al otro día ya estaba medio sana la rodilla y volverme a caer, pasé por donde una compañera para que me regalara un pedazo de papel higiénico y a la vez negármelo. Sencillamente llegué a la casa y recibí un pequeño sermón de mi padre nuevamente, porque no me cuidaba, aún no comprendía porque me caía con facilidad volviéndose como una maña, hasta que escuché de una tía que los oídos es el equilibrio del cuerpo humano. Un día tan bonito en el cual la escuela nos despachó temprano, estaba por tropezarme nuevamente, y dije - ¡no más hasta aquí llego las caídas y los tropiezos! -. Efectivamente no volví a caerme y ahí comprendí absolutamente y acepté que no escucho bien, es mi mejor amigo porque descubrí otras habilidades extraordinarias.



La época de primaria finalizó y comenzó una nueva era de bachillerato para mi vida, nuevas imágenes, nuevos compañeros y nuevos profesores, nuevos estudios más profundos, nuevas experiencias más recargadas y difíciles de deducir, nuevos cambios hormonales al convertirme en una mujercita e irrefutablemente el progreso corpóreo enorme. Quise ser el centro de atención en séptimo bachillerato pero no me permitió porque había competencia estudiantil, no me arriesgué a ser la mejor estudiante, sino más bien estar entre el montón, porque sabía que si era la mejor estudiante, no me sentiría bien, quise más bien estar acompañada de buenas compañeras y que les gustaran y compartieran conocimientos de estudio más no que hicieran competencia por demostrar sobresalientes en todas las materias. Comprendía que sacaba buenas notas pero no deseaba ser la buena estudiante y que me dieran diploma de honor o medallas para ser reconocida. He aquí el término “el reconocimiento”, no pretendía ser reconocida, tan solo deseaba estar rodeada de camaradas que me aceptaran como soy y reconocieran el esfuerzo que hacía por las esperanzas de escuchar y estudiar.



En todo mi bachillerato los profesores ya sabían de una manera especial que no escuchaba bien y me colaboraban, todavía en este tiempo no tenía un certificado médico donde dijera que tengo dicha discapacidad, mis compañeras me colaboraban, pero me incomodaba al ser insistente no entender una palabra cuando me platicaban. Terminé mi bachillerato siendo reconocida al final de sexto bachillerato ante todos mis compañeros y con ganas de superarme y aprender más en la universidad de la vida.



“LA VIDA ME PUSO ESE LÍMITE PERO ESE INCONVENIENTE NO ES EL LÍMITE DE MI VIDA, PORQUE HE PREVALECIDO MUCHAS FASES DE LAS CUALES NECESITÉ PACIENCIA, CORAJE, PERSEVERANCIA, Y SOBRE TODO AMOR PARA LOGRAR CULMINAR, DONDE ACTUALMENTE ESTOY ESTUDIANDO LA CARRERA DE MIS SUEÑOS Y DEMOSTRAR AL MUNDO QUE UN DISCAPACITADO TIENE HABILIDADES Y CAPACIDADES MARAVILLOSAS, CUALQUIER SER HUMANO COMPLETO QUEDARÍA SORPRENDIDO AL ANALIZAR DEL COMO, PORQUÉ Y CUANDO DESARROLLÓ ESAS DESTREZAS PARA SER UN SER HUMANO MÁS EN ESTE MUNDO”.

No hay comentarios: