LA CONSTELACIÓN IRRADIANTE

Existe la impotencia por simpatizar una experiencia resplandeciente.
Un relámpago para degustar la existencia en este Planeta Tierra.
Una declaración global a la perseverancia de los seres humanos.
Una extrema agitación por estremecer los corazones en cada milímetro de nuestro cuerpo sagrado.
Recibir una oleada de encrespadura de amor y cariño.
Detener el espacio y el tiempo para regocijar nuestra presencia al lado de un ser querido.
Fusionar el sol y la luna para que nunca acabe su fenómeno de fogosidad y fervor en su constelación.
Ligar la lluvia con el calor para inventar un lugar templado.
Ensamblar la locura con la cordura para saborear las travesuras de nuestros grandes amigos.
Desdibujar los defectos perfectos, y hacer memorias de los defectos imperfectos.
Prevalecer con una brocha las grandes cualidades y virtudes en nuestros yo y hacia los demás seres humanos.
Alucinar al nerviosismo, al odio, a la frustración y a la ansiedad en un santiamén de tornado con vehemencia de nuestra alma.
Colmarnos de tanto color verde esperanza porque obedecemos a nuestra Madre Naturaleza.
Y todavía no estamos contentos con el Universo que nos brinda todo…