LA FRUSTRACIÓN DE NO ESCUCHAR EL GOLPETEO DE UN CORAZÓN.

Unas risas estallaban en un ámbito espacioso, con 7 corazones latiendo, al sentirme en una burbuja personal, tratando de asimilar la situación, el porqué me sentía tan excluida y a la vez incluida en sus charlas. Al fingir la emoción de sentirme llena y a la vez vacía por sus anécdotas con doble sentido, no poder confrontar los mensajes que llegaban a mis tímpanos sórdidamente, sentir mi frustración permanente y estar taladrando mi impotencia: el no escuchar bien. 

Qué manera de apreciar mi recaída ardorosa, desde que cambié mi aparato auditivo dañado por otro artefacto marchito, que apenas logro percibir ecos sin sentido, pero no las palabras de los corazones latiendo, llego a considerar que mi capacidad está regresando nuevamente, y no me gustaría volver a sentirme otra vez en silencio… donde la tranquilidad me inquieta de nuevo, deseo sentirme tan viva, con cualquier sonido sin importancia, es tan vital un murmullo, el aleteo de un pájaro, una repercusión de viento, el crujir de unas hojas.

En ese ámbito espacioso, donde se hallaban los 7 corazones latiendo con energía, una risa fingida escapaba de mis labios y no lograr comprender cual era el chiste, tan solo contagiarme del momento, olvidarme por unos segundos de mi condición de capacidad, pero regresaba de nuevo la ineptitud de no entender la imagen auditiva, encerrándome en mi burbuja personal, a veces me sacaba de casillas internamente, conmemorando la insuficiencia personal al encontrarme en una circunstancia donde no me gustaba estar presente para nada.

Así, una vez más, afrontar de nuevo, como antes… tan solo deseo mantener el poco porcentaje de audición que tengo, con un dinerito que ganaría cuando empiece a trabajar, lo primero que haría es comprar unos nuevos audífonos para poder deleitarme de nuevo los sonidos locos de la vida. Sin más que alegrarme a las personas que me escucharon ante un instante de debilidad de mi “ser humano”. Y dar gracias al creador del universo, por que nací con esa falencia, la cual he superado mucho, he dado lecciones de vida a muchos seres humanos, pero también he aprendido de cada uno de ellos, mis amigos verdaderos, quienes me conocen bien.