miércoles, 4 de marzo de 2009

EL ECO DEL SILENCIO

El silencio que abruma al mundo, el silencio que transmite sosiego y conciliación, el silencio que inunda un momento para torturarse en abstracciones, en intuiciones, en observaciones, en especulaciones, la colectividad de los seres humanos necesitan contaminación de ruido, para sentirse enérgicos. Otros que detestan el ruido y necesitan un momento de armonía, ¿existe un eco del silencio?, recordemos que el silencio no emite sonido y para tener eco debe existir un murmullo.


El silencio es algo tan personal e íntimo, poder deliberar se necesita un momento de quietud y relajación, buscando el porqué de la pregunta innecesaria, en todo suceso tiene una irresolución que nos crea un caos difuso e irremediable, nunca nos sentimos absueltos porque cada segundo siempre hay cambios intrínsecamente, la vida es de constante transformaciones, nuestro trasegar nunca paraliza, siempre vamos evolucionando e involucionando cuando se considera el reto de coexistir.



El silencio es necesario forzosamente presenciar nuestros pasos dados en una habilidad, una experiencia, un criterio, una sabiduría, nuestro camino que posiblemente puede girar 360º y innegablemente consiga equilibrar las excitantes emociones, nuestro cuerpo sagrado no contradice las exaltaciones por las metamorfosis encaminadas, e inevitable sentirse en cólera condenada o en euforia saciada, por ello la serenidad nos permite estar en silencio.


Inverosímilmente exista el eco del silencio.
Improbablemente exista vuelta al pasado.
Inalcanzablemente exista un arco iris cuadrado.
Imposiblemente existan las demás oportunidades ya dadas.
Creíblemente existe la vida… cultivémosla, de ella dependemos para descubrir la naturaleza del ser humano y poder renovar la existencia con pinceladas de mucha voluntad para encaminar una oleada de devoción y amor.

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